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A pesar de que en este mundo todo cambia de forma vertiginosa, hay cosas que parecen permanecer ancladas en el tiempo. Aunque éste le pase factura a todo, siente un respeto por lugares como los mercados, permitiendo que conserven toda su esencia.
A la hora de comprar la gente prefiere seguir manteniendo ese trato cercano con aquellos que les suministran los alimentos. Aquí, en el Mercado de Santo Domingo, se puede sentir ese trato calido de los que atienden en los puestos. Nunca les falta una sonrisa hacia aquel que se encuentra en el otro lado del mostrador.
Trabajando sin descanso
Manos expertas
Mostrando el genero
¿Cuánto cuesta?
Escogiendo
Esperando el turno
Esperando a la señora