miércoles, 30 de septiembre de 2009

REFLEJOS


Muchas veces andamos por la vida sin detenernos ni un segundo en el camino. Sin parar para respirar hondo y observar. Fijar la mirada en esos pequeños detalles que día a día nos ofrece, aquello que nos rodea. Es allí donde se encuentra el mundo de los reflejos.

Puede que al pensar en ellos siempre nos vengan a la mente imágenes de agua, espejos... Es evidente que por ejemplo el agua nos ofrece unas de las imágenes más atractivas. Pero no son las únicas. No obstante he querido mostrar dos fotos que he realizado no muxho tiempo buscando este mismo tema.
 

 
 
La primera es uno de los puentes de Roma. Al pasar por allí no pude evitar detenerme a plasmar esa bella imagen que la noche me regalaba. Las luces, el puente, el agua y la esencia de Roma en si, hizo posible que esta fotografía




La siguiente imagen me veía obligada a mostrarla. Se trata de un campo de arrozales en la época en la que se inundan de agua. Creo que es una de las fotos más espectaculares que he hecho. Por supuesto, el merito lo tiene el paisaje. Se puede ver como el sol se refleja en el agua asemejándose ésta a un gran espejo roto.


Como he dicho antes, hay otras muchas cosas que transmiten reflejos, puede que no tan espectaculares como las anteriores, pero de cualquier forma reflejos.


 


En contraste con la agresividad de la anterior, muestro aquí, que con algo tan inocente como un globo de helio, también se pueden conseguir reflejos interesantes. Me parece atractiva las distintas imágenes que se producen en un mismo objeto.
    
  
 
 
¿Y qué sucede con los objetos cotidianos? Esos que inevitablemente los usamos todos los días, y que sin buscar en ellos un reflejo, ellos nos lo regalan. Este es el caso de este grifo. No puedo precisar cuantas veces mi mano se acerca a el para accionarlo. Nunca me había parado en ese momento antes de que ésta hiciera contacto. Es ahí. En ese momento cuando se produce un reflejo que he querido mostrar con esta fotografía.




Por ultimo, algo que a pesar de se un elemento común, tal vez este quedando en el olvido. Un CD, no solo proyecta la imagen que se le enfrenta, sino que nos otorga esos precioso destellos de colores.
He querido reflejar el fuego porque pienso que crea una imagen muy sugerente. Puede que difícil de ver, pero sin duda perteneciente al mundo de los reflejos.

 

miércoles, 16 de septiembre de 2009

CON OTRA MIRADA


Me despierto como otro día más. Doy un par de vueltas en la cama. Miro al reloj. Tengo que empezar un nuevo día. De repente me acuerdo. Hoy no es un día más. Hoy mis ojos son una lente con la que absorber el mundo que me rodea.

Tomo mi cámara y la cuelgo de mi muñeca. No es pesada aunque me resulta un poco incomoda por el balaceo perpetuo que genera. Golpea continuamente con mi mano.

Voy a desayunar, abro los armarios, no es como todo los día, mi mirada es distinta. Imagino distintas fotos posibles con esos recipientes. Múltiples formas, colores,… un mundo a explorar. Cojo lo que necesito y me dispongo a desayunar. Me fijo en la pared del frente también la quiero fotografiar. No tiene nada. Tal vez sea eso, su sencillez lo que provoca mi atención. Decido en centrarme en desayunar, podría pasar así toda la mañana. Termino de desayunar y dispongo a prepararme. Opto por dejar durante un rato la cámara aun lado.

Ya es media mañana. Salgo a la terraza de casa, quiero ver que día hace. El sol es el protagonista aunque el calor no le acompaña. Me fijo en el árbol de enfrente, en sus hojas, el movimiento. Podría pasar mucho rato fotografiándolo. Miro hacia abajo. Veo la gente. Hay una anciana en un banco. También me parece fotografiable. Es peculiar.

Salgo a la calle, voy a dar un paseo para despertar mi mirada. Me fijo en los pequeños detalles en los que antes no había reparado. Me siento en un banco de la calle. Miro la gente pasar. Los coches. Niños jugando en un mundo que para ellos es aun de grandes dimensiones. ¡Hay tantas cosas que capturar con mi cámara!

Sigo caminando. Los edificios. Todos tan diversos. Distintos materiales, alturas formas… Las composiciones que forman unos con otros. Cuantas posibilidades. Puede que sea por estudiar arquitectura, pero los edificios son hora mis protagonistas. Es hora de volver a casa. Debo ayudar a hacer la comida a mis compañeras.



Cuando llego ya están cocinando. Solo están dos, las demás han vuelto a sus casas el fin de semana. Ahí, entre el ajetreo del cocinar me apetece realizar unas cuantas fotos. Pero estas no son fotos “artísticas” son fotos para el recuerdo. Éstas que cuando las vuelves a mirar dentro de muchos años, te reviven los buenos momentos que pasaste.

Hacemos una ensalada. Tiene muchos ingredientes y como consecuencia muchos colores. Se podrían hacer fotos interesantes. Desde cerca, enfocando todos esos colores como si de un paisaje se tratara. Nos ponemos a comer. Después un café. La taza echa humo. ¿Conseguiría plasmarlo en una foto? A pesar del café, me entra el sueño, la siesta llama a mi puerta. Dejo la cámara a un lado y cierro los ojos.

Abro los ojos. La mirada aun borrosa. Estoy en el salón con mis amigas. Aquí no hay tantas cosas que llamen mi atención. Lo conozco bien. Demasiadas horas gastadas en él. Vemos una película. Aquí tampoco uso la cámara. Pero pasa algo. Me fijo en la película de otro modo. Presto atención a los paisajes que salen en ella. En como podría capturarlos con mi cámara. Esto ya es obsesión.


Ya es tarde. Decidimos que hacer esta noche. Comenzamos a prepararnos. Cuando ya estamos listas salimos por la puerta. Aquí también merece la pena una foto.

Vamos a un bar a cenar. Mucha gente. Grupos de amigos charlando, pasando un buen rato. También hay parejas. Se podrían hacer muchas fotos. Risas, miradas, gestos…



Creo que va siendo hora de terminar, pero de empezar a usar la cámara de verdad. Para seguir creando fotos que formaran parte del álbum de los recuerdos.

martes, 15 de septiembre de 2009

A ORILLAS DE UN LAGO


El árbol que ha sido objeto de mi atención se encuentra en Yamaguchi.
Este parque, como cualquier otro, esta plagado de árboles. La razón por la cual este ha captado mi atención ha sido por el movimiento que posee. El suave balanceo que realiza sobre el agua. Parece rece que desea acariciarla con las puntas de sus ramas, pero sin llegar a rozarla.
Este árbol no es como cualquier otro, porque lo conforman dos imágenes claramente diferenciadas. Una es su imagen exterior, la que nos da esa visión general del Sauce. Por el contrario la otra solo la podemos apreciar si nos situamos bajo el, dejándonos envolver por sus ramas. Percibiendo un paisaje completamente distinto al original.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

LEYENDA DE UN SAUCE LLORÓN

Un día de primavera, junto a un curso de agua, apareció una plantita. Pronto llamó la atención porque se desarrollaba con gran fuerza. Y no era para menos. Junto al arroyo, lejos de toda molestia, rodeada de paz, humedad y sol... los árboles vecinos la llamaban "la planta alegre".
Meses más tarde encontró en el curso de agua un espejo, donde no se cansaba de mirarse y de admirarse por sus verdes ramas. Aparentemente tenía todo lo que podía ambicionar y no necesitaba de nadie ni de nada... hasta ignoraba si existían otros árboles.
Durante un día nublado, ya que no se veía reflejada, tuvo una idea. Quiso levantar sus ramas, mirar lejos, como quien anhela nuevos horizontes. Quiso descubrir lo que la rodeaba, pero no fue posible, a pesar de que lo intentó varias veces. Sus ramas, como cansadas, seguían acariciando el arroyo.
Pensó en pedir ayuda, pero su orgullo se lo impedía... ¿Quién me ayudaría a mi? pensaba angustiada. Y un escalofrío de tristeza sacudió su existencia.
La brisa agitó una vez más en las aguas, las largas ramas de la "planta alegre” que luego, pausadamente, dejaban caer lágrimas de impotencia porque ya no podía erguirse para apreciar lo que la rodeaba...
Desde entonces ya no sueña con mirarse en el espejo del arroyo.
Hoy, todos los que la ven la llaman "sauce llorón".